jueves, 27 de febrero de 2014

Inside Job

Publicado en 2010, ganó el Oscar al mejor documental en 2011


La explicación de la crisis financiera (sus orígenes, su desarrollo, sus actores y sus consecuencias) no es fácil de abordar al dirigirse a un público amplio, no necesariamente especializado en economía. Pero en este documental, Charles Ferguson y Audrey Marrs consiguen adaptar la complejidad del tema a una estructura adecuada para todos los públicos. 




El componente audiovisual es un apoyo fundamental para el acercamiento de esta información. Empezando por el caso de Islandia, muestra el antes y el después marcado por la crisis. Con ritmo visual y musical, recurre a la comparación; desde el bienestar y nivel de comodidad social alcanzado, hasta la movilización de los islandeses por el impacto de las políticas de desregulación. La comparativa constante y procurar que el espectador se sienta identificado, es una de las fórmulas más efectivas para que comprenda y retenga la información. Empezar de otra forma, por ejemplo con un experto en finanzas hablando de las grandes dimensiones de la crisis y lo complicado que es abordar el tema desde el fondo, habría sido un error. Aunque, eso sí, son imprescindibles las fuentes acreditadas, que no dejen en el público ninguna duda de que lo que está viendo y escuchando es cierto. Por ello, el narrador (Matt Damon) se apoya en los testimonios de los ciudadanos afectados y, sobre todo, en explicaciones esclarecedoras por parte de actores tan involucrados en el funcionamiento del sistema económico como el ex presidente de la Reserva Federal de EE.UU Paul Vocker; el subsecretario de Tesorería del Gobierno de Bush, David McCormick; el Jefe de Asesores de la Comisión Regulatoria China, Andrew Sheng o la ex ministra de finanzas de Francia y actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.

Para describir las políticas de desregulación y aclarar por qué son las culpables de la crisis (de que el control social quedara en manos de las finanzas), explica cómo en Islandia el gobierno las introdujo en el año 2000, vendiendo primero zonas verdes a empresas privadas y luego bienes. Muestra cómo este sistema de privatización se tradujo en enriquecimiento para sus ejecutores y pérdidas para el resto de ciudadanos. Y ¿cómo se enriquecieron aquellos exactamente? Sin abusar de términos económicos, se explica que la acción de los bancos, en Islandia y después en EE.UU, se basó en crear “fondos de mercado de dinero”. A partir de ahí, iniciaron una campaña dirigida a conseguir inversores, para lo que contaron con el apoyo de las agencias de calificación de riesgo. Pues estas, pagadas por los bancos de inversión, dieron a las ofertas presentadas por los mismos la calificación ‘Triple A’, es decir, máxima fiabilidad.

La ‘burbuja inmobiliaria’ llegó porque los bancos prestamistas colocaban a los inversores el riesgo de impago de las hipotecas y ellos se lavaban las manos. Fueron así acumulando riesgos y no les importaba que los clientes pudieran o no pagar sus préstamos. Desde Nueva York, personajes cercanos a los centros de las especulaciones que se llevan a cabo desde instituciones públicas, revelan las dimensiones de la quiebra del banco Lehman Brothers y el “colapso de la mayor aseguradora del mundo, AIG”. Algo que fue noticia y escándalo en los medios en septiembre de 2008 y ahora sabemos que provocó la crisis que nos afecta. El paraíso financiero de Wall Street estalló porque los bancos conseguían liquidez para especular prestándose unos a otros, pero dejaron de confiar los unos en los otros (porque sabían que estaban vendiendo fraude) y el préstamo interbancario se colapsó en 2008.


Este documental aclara a cuánta gente afectó la crisis, cómo y el por qué de la ambición y la frialdad de los responsables. Hace un par de meses, se estrenó la película ‘El lobo deWall Street’  y viéndola recuerdo a una mujer que tenía al lado, decía indignada -‘esto no pueden ser hechos reales’- refiriéndose a las repetidas escenas de abuso de las drogas y la prostitución. El psicoanalista, real, de muchos ejecutivos de Wall Street, Jonathan Albert, afirma en Inside Job que ha visto “mucha cocaína y prostitución entre sus comportamientos”. Se muestra cómo cuando esta gente gana dinero, se activa la misma parte de su cerebro que al consumir cocaína, “mucha gente siente que necesita participar en ese comportamiento para tener éxito”, una especie de adicción a la ambición. Sí, esta y otras tantas declaraciones recogidas en este documental, son reales e indignantes. Viéndolo no queda duda de la frialdad con que se ha conducido una crisis de origen privado y consecuencias públicas.

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